Decisión pascual de cambio

08 septiembre 2016

 Decisión pascual de cambio

Lectura San Lucas padre misericordioso. Lc 5,11-32

En este  fragmento  de la escritura conocido como el  Hijo Prodigo, pero su nombre real y más  acertado es del  PADRE MISERICORDIOSO, es la figura que  perdemos de vista en muchas ocasiones, es esta imagen de Dios que espera pacientemente, que le  busquemos, que le reconozcamos.

Este padre escucha pacientemente las exigencias de sus hijos, que pedimos quizás sin darnos cuenta que es lo que solicitamos, en el caso nuestro como mujeres hemos pedido a lo largo de la historia humana, en ocasiones: un hombre que nos ame, unos hijos buenos, una familia ejemplar; pero al final elegimos es por cuenta propia.

A nivel de la fe hemos pedido  espacios, hemos buscado espacios, hemos deseado y logrado ser reconocidas como misioneras, educadoras de la fe, delegadas, evangelizadoras, predicadoras, animadoras comunitarias, roles que ejercemos aunado a roles civiles.

Se ha luchado contra el despilfarro, la imagen de mujeres  fáciles de conquistar, de ser símbolos sexuales, de ser utilizadas por el consumismo, podríamos decir que mientras algunas  hacemos la lucha de vivir en  plenitud  dando el aporte mejor a los nuestros, tenemos mujeres que se dejan arrebatar con la ilusión de la fama, de ser el centro del mundo, nos presentamos egoísta, altaneras, groseras; y para alcanzar  este reconocimiento crucifican su dignidad, su independencia, sus familias y en ocasiones  hasta la vida.

Este momento de vida  es estar en la muerte, vivir la pasión el sufrimiento, la humillación, el desprecio.

Saber que tenemos un padre que espera que volvamos a retomar nuestro lugar, ha impulsado nuestras capacidades hoy ocupamos muchos de los lugares que por años han sido ejecutados por varones dentro de las iglesias.   Pero  tenemos  que iniciar en la iglesia domestica  mantener nuestras cocinas  limpias, cama ordenada, mesas ordenadas, caridad en el atender a  otros, cuidar  nuestra salud, saber escoger hasta lo que nos ponemos, como  nos arreglamos, tratarnos como  hijas predilectas del padre, perseverar en  la fe, y cultivar nuestra vida espiritual; con ello llegamos a la pascua; a la vida, al encuentro  con el creado.

Shalom

Escuchar   la vida de hermana teresa de Calcuta

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